Hace muchos muchos años en un pueblo muy lejano más allá del océano, la gente de ese lugar no tenia pan ni trabajo y la vida se hacia cada vez más difícil.
Alli vivían en una humilde choza destartalada, Clara, una viuda con sus 5 hijos.
No tenian agua corriente ni gas ni luz eléctrica; y apenas contaban con unas pocas gallinas y unos patos.
Cuando llovía, los techos tenian goteras por todos lados y el viento se filtraba por las grietas de las ventanas que habian perdidos sus vidrios.
Los vecinos, apiadados de ellos, le daban a la mujer la ropa para lavar para que no les faltara el pan en la mesa y le regalaban la que ya no usaban cuando estaban demasiado gastadas y viejas.
Como casi todos eran pobres en ese pueblo perdido en el mapa donde hasta el cura de la iglesia pasaba necesidades, sólo se celebtraba la Misa de los Domingos para ayudar espiritualmente a los feligreses; porque él también como todos, padecía con estoicismo las carencias.
Pero como "Dios aprieta pero no ahorca" después de algunos años de grandes privaciones y muchas plegarias, un dia pasó por allí un circo, que se quedó por un tiempo.
Como las primeras entradas fueron gratis porque era la única forma de promocionarlo, asistió todo el pueblo, aún los que podían pagar que no eran muchos.
Clara, la mujer de los 5 hijos, que ya habian crecido y trabajaban cuidando las cabras de otros, tambien asistieron a la primera función con mucho entusiasmo, porque sólo conocian los circos de oidas, pero no por experiencia propia.
La función fue todo un éxito y la noticia sobre el espectáculo que los habia deslumbrado, se extendió a otros pueblos cercanos y aún a los mas lejanos.
Pero ahora en el circo cobraban entrada y para aprovechar el inusual suceso, permaneció en ese pueblo mucho más tiempo de lo acostumbrado.
Tal es así que los hijos de Clara, que se colaban todos los dias bajo la carpa, aprendieron los distintos oficios.
Fue asi como uno aprendió a caminar en la soga donde su madre colgaba la ropa y se atrevía a hacer las mas sofisticadas piruetas. Otro, a domar animales salvajes practicando con los perros salvajes de la zona, otro a ser magia con nuevos trucos mas audaces y a las dos hijas mujeres aprendieron a bailar, montar a caballo y hasta se ofrecieron para trabajar como ayudantes del lanzador de cuchillos.
Tanto secentusiasmaron que despues de un tiempo, fueron a ofrecerle al dueño del circo sus habilidades y así consiguieron trabajo.
No sólo lograron sus pretensiones sino que tambien que emplearan a su madre, porque sabia coser y hacer trajes.
De modo que vendieron la casa a un vecino y se mudaron al circo que pronto se alistó para seguir recorriendo el mundo en sus carruajes.
Tenemos el poder de adaptarnos a cualquier cosa; en este mundo, donde hasta los ricos lloran, porque esta vida es una prueba, en la que si le vemos sentido a lo que hacemos, somos capaces de todo, pero que si nos damos por vencidos permaneceremos para suempre amargadis y hundidos en el lodo.
Malena